¿Descuidados?
¿Descuidados?

¿Descuidados?

Hebreos 2:1-4 NBLA
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que la oyeron. Dios testificó junto con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones repartidos del Espíritu Santo según Su propia voluntad.

Todo posee un manual de instrucciones para mantener su cuidado y no es sorpresa que nuestro manual sea la Biblia.

¿Cuántas veces hemos dicho: “Si hubiera conocido del Señor antes, y hubiera meditado en su Palabra, y la hubiera puesto en práctica de seguro no habría pasado lo que pasé.”?

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105)
Pero ¿Por qué nos pasa?

Por lo general, el descuido sucede por falta de atención, estar desconcentrados, error de cálculo en las prioridades o, por ser olvidadizos.

(Por no decir todos) La mayoría de los errores que cometemos son por no poner cuidado a las instrucciones que recibimos anteriormente o sencillamente, nunca las tuvimos presente.

El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño.” (Proverbios 22:3)

No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.” (Santiago 1:22-25 NVI)

¿Y cómo lo solucionamos?

¿Cuántos tropiezos en la vida dado a nuestros descuidos? ¿Nos gusta andar así? ¿Será que a alguien le agrada cometer error tras error?

“… Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:31b-32)

Si en realidad anhelamos cambiar este sobrenombre de “Descuidados”, la Palabra del Señor como siempre nos trae una sencilla instrucción

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” (Josué 1:8)

Tener presente la Palabra de Dios y ponerla por obra siempre, siempre y siempre trae sus beneficios

¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas! Pienso en ellas todo el día. Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos, pues me guían constantemente. Así es, tengo mejor percepción que mis maestros, porque siempre pienso en tus leyes. Hasta soy más sabio que los ancianos, porque he obedecido tus mandamientos. Me negué a andar por cualquier mal camino, a fin de permanecer obediente a tu palabra. No me he apartado de tus ordenanzas, porque me has enseñado bien. ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras! Son más dulces que la miel. Tus mandamientos me dan entendimiento; ¡con razón detesto cada camino falso de la vida!” (Salmos 119:97-104 NTV)

¿Qué elegimos: “Descuidados para recibir el daño o Meditadores en la Palabra, para ser Hacedores de ella y andar como hijos de Rey”?

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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!

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