Lucas 5:38-39
«Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.»
¿Añejo?
Seguramente hemos escuchado decir alguna vez que «El vino añejo es mejor«. La palabra Añejo en el diccionario es definida como algo viejo… pero si desmenuzamos la palabra añejo encontraremos más que un simple significado.
Por ejemplo, que un vino sea añejo aluce a que este ha pasado tanto por una correcta temperatura y ventilación, como una correcta supervisión y tiempo, totalmente un gran proceso. Así como un vino saca su mejor sabor mediante procesos que pueden llevar años, en las manos de Dios, tu y yo no somos la excepción.
1, 2 y 3 para ser añejos
Veamos como podemos lograr un sabor de vino añejo en nuestras vidas a la luz de la Palabra de Dios:
1. Mediante procesos
Es cierto, nadie dijo que sería fácil pero
«… sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» (Romanos 8:28)
Dios siempre tiene un propósito con nosotros! Así que todos los que amamos a Dios y que pasamos, estamos o vamos a pasar por un proceso, este servirá para sacar ese vino añejo de nosotros.
«En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.» (1 Pedro 1:6-9)
Recordemos que sin el correcto proceso de temperatura y ventilación un vino se puede echar a perder formando con facilidad hongos o puede terminar con un sabor muy amargo. ¿No queremos terminar así verdad? Vivamos y disfrutemos el proceso.
2. Mediante la oración
Somos absolutamente dependientes de Dios!
«Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.» (Salmos 100:3)
Por lo tanto, debemos entender que en todos los aspectos necesitamos dirección de Dios
«Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.» (Juan 15:5)
Tenemos línea directa al Señor mediante la oración y es de verdad tan triste que no la usemos. Así que por muy grande o pequeño que parezca el asunto, mejor resolvamoslo pidiendo sabiduría a Dios que sin duda nos la dará abundantemente y sin reproche (Santiago 1:5). ¿Le damos la oportunidad a Dios que vaya revisando constantemente como va nuestro vino? De seguro nos dirá «Por favor, háganmelo saber»
«Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías 33:3)
3. Mediante el tiempo
Así como el vino mejora su sabor a medida que el tiempo va transcurriendo, nosotros adquirimos sabiduría y experiencia mediante la guianza de Dios en los procesos que pasamos a medida que pasa el tiempo. Dios es sabio y sabe cuando es el tiempo propicio, por ello nosotros debemos estar
«… persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:6)
Tengamos en cuenta que si el vino se saca antes de tiempo puede resultar amargo, así que no nos desesperemos
«¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.» (Salmos 42:5)
Conclusión
Entonces… ¿Estamos trabajando de la mano con Dios en
- nuestra vida
- nuestro carácter
- nuestro proyecto de vida
- nuestra relación de pareja
- la crianza de nuestros hijos
- nuestros empleos
- nuestras finanzas
- nuestro ministerio
- nuestros problemas
- …
a modo de obtener un vino añejo… porque el añejo es el mejor?
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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!