«Por fin! Somos líderes!” ¿Y qué del testimonio?
«Por fin! Somos líderes!” ¿Y qué del testimonio?

«Por fin! Somos líderes!” ¿Y qué del testimonio?

1 Timoteo 1:12 (Testimonio)
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”

Cada vez vemos muchas más personas que no conocen de Dios, sin embargo, cuando estas personas tocan fondo y se encuentran sin esperanzas, empieza su desesperación anhelando una dirección, una palabra, alguien que les sane o escuche… van en busca de ayuda.
Muchas de estas personas terminan buscando ayuda a alguna Iglesia local, así como tú y yo… ¿Recuerdas?

Ellos llegan tan cargados, con tantos problemas, con tantas angustias, atormentados, muchos llegan con deseos de suicidio… y ¿Qué encuentran en las iglesias?
¿Cómo encuentran estas personas a los que hacen parte del liderazgo de la iglesia?
¿Cómo nos encuentran a… nosotros?

¿Solución o problema?

Veamos las instrucciones que nos describe la Palabra y analicemos si somos parte de la solución o … del problema. Leamos:

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.” (1 Timoteo 3:2-7)

Ahora respondamos del 1 al 10:

  • ¿Somos irreprensibles? ¿Alguien nos señala o acusa de algo? ¿Marido de una sola mujer? ¿Esposa de un solo hombre? ¿Jesús es el centro de nuestro matrimonio?
  • ¿Pacificadores? ¿Leales? ¿Integros? ¿Somos honestos?
  • ¿Nos preparamos en los asuntos del Reino de Dios? ¿Nos deleitamos en leer la Palabra de Dios? ¿Oramos? ¿Ayunamos? ¿Entendemos que no es señalar, ni juzgar, ni criticar sino ayudar y levantar?
  • ¿Somos un ejemplo en nuestro hogar? ¿Como están nuestros hijos? ¿Sabemos que sucede con ellos? ¿Nuestros hijos nos prefieren a nosotros para un consejo antes que al mundo? ¿Nuestro esposo o esposa e hijos nos ven como un modelo a seguir? ¿Predicamos la Palabra de Dios en nuestro hogar? ¿Oramos en familia? ¿Nuestra familia sabe Palabra de Dios y no se olvidan de sus beneficios?
  • ¿Qué de nuestros padres y hermanos? ¿Qué de los que tenemos alrededor (vecinos, cuando deambulamos por la calle, en la universidad, el colegio, el trabajo…)?
¿Entendemos que la gloria es del Señor y no nuestra…

“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Gálatas 6:14) ?

Recordemos que

“…Si alguno anhela obispado, buena obra desea.” (1 Timoteo 3:1)

pero

“También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.” (1 Timoteo 3:7)

«(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:5)




«Somos líderes! Vamos a cuidar de la casa del Señor»… Pero… ¿Cómo estamos para realizar tal labor? ¿Y qué del testimonio?

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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!

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