¿Con heridas para rechazar o sanados para restaurar?
¿Con heridas para rechazar o sanados para restaurar?

¿Con heridas para rechazar o sanados para restaurar?

Corintios 4:15-18 (Heridas)
“Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

¿Sabes? Es muy posible que tengamos heridas en nuestro corazón por diversas cosas, por ejemplo, depositamos nuestra confianza en alguien y nos decepcionó, una ruptura en relación amorosa, nos traicionaron, nos mintieron o engañaron, nos hicieron una mala pasada, maltrato o abusos tanto verbal como físico… Esto nos ha llevado a vivir con temores y pensamos que todo aquel que se nos acerque vendrá con una mala intención. Al sol de hoy nos hemos acostumbrado a mirar a los demás por la lupa de nuestras heridas!

Pensando en la labor no en el error

¿Sabemos cuántas veces al día Dios es traicionado? ¿Sabemos cuántas veces al día se le miente a Dios? ¿Sabemos cuántas veces al día la humanidad le da la espalda a Dios? Bien dice la Biblia

“Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.” (Mateo 15:8)

“Como está escrito:No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:10-12)

La pregunta es… ¿Debería Dios insensibilizar su corazón? En ninguna manera…

“Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.” (Salmos 103:14)

más bien

“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (Jeremías 31:3)

por ende demanda de nosotros que

“… misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” (Oseas 6:6)

Dios decidió amarnos sin condición ni límites (Juan 3:16-17)

¿Alguna fórmula contra el dolor?

No existe una fórmula para hacernos inmunes para cuando alguien nos hace daño! La verdad de todo es que esto va a pasar y seguirá pasando. La Biblia dice

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.” (Mateo 24:6-9)

sin embargo Jesús nos enseña que podemos tener paz en la tormenta…

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

No se trata de un sentir o movernos bajo impulsos de cómo nos sintamos en un día… Los sentimientos y las emociones varían pero el amor de Dios es firme, es constante, está siempre enfocado… es una decisión! Se trata de renovar nuestra visión.

¿Cómo podremos renovar nuestra visión?

1. Dejémonos sanar

Con heridas abiertas es imposible avanzar. Callar nuestro dolor no sirve de nada

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.” (Salmos 32:3)

por eso la clave está en acercarnos

“… pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16)

Dios nunca hará acepción de personas (Romanos 2:10)

“El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.” (Salmos 147:3)

2. Soltando y perdonando

Para lograr este punto debemos entender que Dios

“No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.” (Salmos 103:10-12)

por ello

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23)

más bien,

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9)

En la visión de Dios siempre estará el perdón, así que si somos de Dios, una de nuestras características debe ser el perdón

“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” (1 Juan 4:20-21)

3. Siendo instrumentos de Dios

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:5-8)

¿Por qué o para qué?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:16-17)

La humanidad estaba extraviada y Jesús mismo decidió pagar el precio, por ello

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)

¿Y esto qué tiene que ver con nosotros?

“El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15)

“Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” (2 Timoteo 2:21)

Dios necesita instrumentos para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó a su luz admirable! ¿No se nos ha encomendado la labor de predicar el evangelio a toda criatura? (Mateo 16:15)… El problema es

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:14-15)

Un mundo en decadencia necesita escuchar el evangelio. No miremos más la humanidad desde nuestro dolor o nuestras heridas… Dejémonos tratar por Dios! Recordemos…

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.” (Mateo 9:37)

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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!

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