¿Arrogancia? ¿Soberbia?
¿Arrogancia? ¿Soberbia?

¿Arrogancia? ¿Soberbia?

Proverbios 16:18
Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.

El rey Uzías

Leyendo 2 Crónicas 26 vemos que existió un rey de nombre Uzías:

Todo esto y más porque Dios así lo quizo! ¡La Gloria y honra para Dios!!

La arrogancia y la soberbia de Uzías

Pero a medida que fue pasando el tiempo, ganando victorias y extendiéndose su fama cada vez más y más, algo empezó a formarse en su corazón… Algo erróneo, algo equivocado, llenarse de soberbia…
Creyó que todo lo sabía, creyó que sólo él tenía la razón… Creyó que era indispensable…

“Sin embargo, cuando aumentó su poder, Uzías se volvió arrogante, lo cual lo llevó a la desgracia. Se rebeló contra el Señor, Dios de sus antepasados, y se atrevió a entrar en el templo del Señor para quemar incienso en el altar.” (2 Crónicas 26:16 NVI)

Pese a que los sacerdotes le decían que estaba obrando mal, él lo que hizo fue llenarse de ira … por lo cual el Señor lo hiere con lepra.
Un hombre con talentos, dones, gran fama, sabiduría, dotado con tantas cosas … Que triste saber que terminó aislado por la lepra hasta el día de su muerte.




Para reflexionar

Seríamos demasiado necios al pensar que nos la sabemos todas! ¡Seríamos demasiado necios al pensar que somos indispensables! No nos dejemos llevar por el orgullo y la soberbia.
Definitivamente

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17)

Acompáñame en oración y digámosle al Señor:
Señor tu Palabra dice

“Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.” (Romanos 12:16 NVI)

Hoy reconocemos que el único Soberano y Sabio eres Tú, cada cosa que nosotros sabemos, emprendemos y obtenemos es porque Tú así lo has deseado.
Por eso hoy

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” (Salmos 139:23-24)

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.” (Salmos 51:10-11)

Desarraiga de nosotros toda arrogancia, toda soberbia y toda altivez para que así podamos entender que solamente y exclusivamente

“Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4:20)

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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!

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