Que triste cuando se vuelve rutina el «Ora por mí»
Que triste cuando se vuelve rutina el «Ora por mí»

Que triste cuando se vuelve rutina el «Ora por mí»

Lucas 18:1
«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar»

Día a día nos enfrentamos a situaciones donde nuestra fe es puesta a prueba por diferentes aspectos, sin embargo, es vital que como hijos de Dios entendamos el poder de la oración, que nos debemos acercar a Papá para contarle que nos sucede y así tengamos un oportuno socorro (Hebreos 4:16).

Papá siempre nos va a librar de nuestras angustias cuando le contamos que nos acontece

«Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.» (Salmos 34:17-19)

De hecho, es bueno y agradable orar los unos por los otros

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:14-16)




De tal manera

“que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;y nada os será imposible.” (Mateo 17:20b)

por ejemplo:

“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.” (Santiago 5:17)

Amigos, la oración tiene poder!!

Así que todo lo anterior para recordar que no tenemos excusa! Y si no sabemos

“… de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26-27)

Para reflexionar

Entonces, cómo es posible que un hijo de Dios:

  1. encuentre un motivo para no orar?
  2. sea movido a decirle a un hermano que ore por él cuando él nunca lo hace?
  3. no clame a Papá (Jeremías 33:3)?
  4. vea desmoronar su familiar y no interceda por ellos?
  5. al día de hoy siga creyendo que Dios no le oye?
  6. vea el problema, la circunstancia, la enfermedad ante sus ojos y no haga nada?
  7. no se deleite en la oración?
  8. le gane la pereza para orar?
  9. no saque unos cuantos minutos para hablar con Papá cada día?
  10. cuando todos oran el se ponga a mirar lo que los demás dicen y él… no hace nada?!!
  11. se le tenga que decir que debe orar todos los días?!!
  12. se siga llamando hijo de Dios y no sienta deseos de tener comunión con Papá?!!!

Que triste cuando se vuelve rutina el “Ora por mí”… ¿Frialdad? ¿Pereza? ¿Falta de arrepentimiento?

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” (Apocalipsis 2:4-5)

No desaprovechemos la maravillosa oportunidad que tenemos hoy de tener una comunión con el Señor.

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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!

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