Deuteronomio 8:11-18 DHH
“»Tengan cuidado de no olvidarse del Señor su Dios. No dejen de cumplir sus mandamientos, decretos y leyes que les he ordenado hoy. Cuando hayan comido y estén satisfechos, y vivan en las buenas casas que hayan construido, y vean que sus vacas y ovejas han aumentado, lo mismo que su oro y su plata y todas sus propiedades, no se llenen de orgullo ni se olviden del Señor su Dios, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos; que los hizo marchar por el grande y terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y escorpiones, y donde no había agua.
Pero él sacó agua de una dura roca y les dio de beber, y en el desierto los alimentó con maná, comida que los antepasados de ustedes no habían conocido, para humillarlos y ponerlos a prueba, y para bien de ustedes al fin de cuentas. »No se les ocurra pensar: “Toda esta riqueza la hemos ganado con nuestro propio esfuerzo.” Deben acordarse del Señor su Dios, ya que ha sido él quien les ha dado las fuerzas para adquirirla, cumpliendo así con ustedes la alianza que antes había hecho con los antepasados de ustedes.”
El Señor de Señores, Rey Admirable y Poderoso es tan bueno en exceso que aún así cuando la humanidad estaba consumida maldad, engaño, solo estaban entregados al pecado y estaban totalmente alejados de Dios su respuesta solo fue “Voy a rescatarlos, voy a salvarlos!”
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:16-17)
Todos estuvimos perdidos, Él dio a nuestra vida un norte, un sentido, un valor, una razón de ser
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)
Él pagó el precio que tu y yo debíamos pagar
“y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:9-10)
Su gracia y misericordia nos alcanzó
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1 Pedro 2:9-10)
Nos equipó
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10)
Todo esto y mas lo hizo por amor
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)
Nos dio tanto pero no nos equivoquemos, nada es nuestro, todo es de Dios!
“Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.” (1 Crónicas 29:13-16)
Entonces
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.” (1 Corintios 1:26-31)
¿Orgullo?
Tú y yo fuimos escogidos de lo vil y menospreciado a fin de que nadie se jacte en su presencia!
Se enorgullezca tu corazón, te olvides de Jehová tu Dios y digas: “Mi poder y mi fuerza me han traído esta riqueza” ¿Orgullo?…
No seamos necios que Dios es el que da la sabiduría al hombre
“Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.” (Daniel 2:20-22)
¿Orgullo? No nos equivoquemos, ninguna gloria es nuestra, toda le pertenece al Rey de Reyes y Señor de Señores, por favor
“Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.” (Salmos 100:3)
Así que, ¿Hemos caído en el orgullo y soberbia?
Cuidado, soltemos ese peso antes de caer que todo lo que tenemos ha sido un regalo de Dios! No nos confundamos!
“El camino de los rectos se aparta del mal; Su vida guarda el que guarda su camino. Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios.” (Proverbios 16:17-19)
¿Enorgullecernos? Sin orgullo, por favor… un llamado a la humildad.
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Dios te continúe bendiciendo y que sigas teniendo un excelente día en Cristo Jesús!